El deseo nos saca de nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y proyecta, nos vuelve excesivos, hace que vivamos en la improvisación, el desorden y el capricho. El deseo reivindica la vida, el placer, la autorrealización, la libertad. Unos planifican su vida, mientras que otros la viven al ritmo que les marca el deseo. El deseo de vivir y de hacerlo a su manera. Las emociones están en la base de los deseos y de la inteligencia se dice que es emocional por eso el deseo se convierte en el portavoz de uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario